¡Por fin un Racing en la buena, el de Santander por pimera vez a la UEFA!

Fiesta a lo grande en el Sardinero por partida doble. El Racing venció por la mínima a Osasuna gracias a un gol de Iván Bolado y logró el billete para jugar la próxima temporada la UEFA, un premio más que merecido para un equipo que ha hecho méritos a lo largo de toda la campaña. El Racing jugará en Europa por primera vez en su histora. Pero a pesar de la derrota, Osasuna jugará su novena temporada consecutiva en Primera gracias a la derrota del Zaragoza frente al Mallorca. Se acabó la temporada y todos contentos.Hay un refrán que dice que "nunca llueve a gusto de todos". Pues esta vez el dicho se quedó en papel mojado porque, aunque precisamente la lluvia en Mallorca fue el motivo de retrasar una hora el encuentro en Santander, la espera mereció la pena para Racing y Osasuna. Fueron noventa minutos de infarto en los que el casi permanente 0-0 provocó que la alegría o la pena en las gradas del Sardinero dependiese de quién marcaba los goles en el Ono Estadi. En los primeros cuarenta y cinco minutos, los nervios se dejaron notar en ambos bandos, aunque Osasuna se mostró más metido en el partido, mejor posicionado que el Racing y cerrando muy bien los huecos a los cántabros. Sin embargo, parecía más preocupado de no encajar goles que de marcar. Pero es que el Racing tampoco estaba fino. No tiró entre los tres palos en toda la primera parte.
Pendientes de Mallorca Así que en las gradas estaban más pendientes de Mallorca que de lo que hacían los suyos. Lo cierto es que Osasuna no estuvo en Segunda virtualmente en ningún momento pero el Racing sí fuera de la UEFA en dos ocasiones: cuando se adelantó el equipo de Manzano al Zaragoza (1-0) y cuando volvió a dar la vuelta al partido un ex rojillo: Webó (2-1).Hasta que Iván Bolado en el 86' acertó a batir a Ricardo tras recibir un buen pase desde la derecha de Tchité. El partido estaba a punto de acabar y se desataba la euforia en las gradas. La afición local saboreaba ya un momento histórico, mientras los trescientos aficionados rojillos que habían viajado a Santander tuvieron que esperar, con la radio pegada al oído, a que acabase el partido en Mallorca. Fueron apenas dos minutos de sufrimiento y se desató la fiesta completa. El partido presagiaba sonrisas y lágrimas pero sólo hubo de las primeras. Al final Marcelino acabó manteado por sus jugadores y ambas plantillas compartiendo con sus respectivas aficiones la satisfacción del deber cumplido.

(Fuente: Diario Marca)